
No haya la más mínima brizna de duda de que Peñalosa con su camaleonismo la saca siempre del estadio, al igual que con su proclividad a la farsa asociada a lo anterior; como también con su desprecio hacia las personas, porque como avanzado discípulo del Neoliberalismo en todo instante instala lo material (concretamente la plata, como excelso negociante que ha sido) por encima de lo humano. ¡Dicho y hecho, la Bogotá Inhumana está recuperada! En efecto, la Bogotá Inhumana esa ¡maldita! que no vacila en sus acciones tendientes a dejar a los desamparados sin salud, educación y más servicios públicos esenciales... ¿Pero, será que en verdad permitiremos que los caníbales nos devoren como les dé la gana, crudos o bien pasados por el fogón?, ¿dejaremos, pues, que nos maten y que esos mismos gusanos asesinos se den banquetes con nosotros?, ¡caramba, ni en sueño!, ¡el contestarismo es el camino! ¡Ni un paso atrás, pueblo, porque retroceder mata! Desde luego, habrá otras personas que considerarán por qué motivo es que Peñalosa de veras es un enorme embustero obsesivo-compulsivo, y ni por el chiras habré de controvertirlas. De modo, pues, que me limito a emitir mi criterio. Lo importante aquí es, impajaritablemente, aunar esfuerzos para defenestrar al gringo Peñalosa y su pandilla que habiendo ya 'recuperado' a Bogotá vienen y van por más. Una vez lo dije y hoy nuevamente lo expreso: Ni siquiera gratuitamente acepto concurrir a la película el Retorno de las Ratas y de los antropófagos.
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