
En el marco del proceso de paz de La Habana han dicho recientemente las FARC (luego de negar que los tuviera) que a los menores de edad presentes en sus filas los dejarán libres ("libres" digo porque su condición etárea prácticamente los convierte en secuestrados; como pasa con las demás organizaciones que los tengan en ellas) cuando se firme el pacto final de paz. Podría pensarse que muy buena noticia es aquello; sin embargo, en verdad eso es ignominioso, bastante perverso; porque hace rato esos muchachos deberían estar, de modo incondicional, por fuera de la guerra; amén de la condición sí del Estado acogerlos para resocializarlos brindándoles educación, orientación psicológica y todo lo indispensable para formarse como personas de bien, como almas de paz; sea junto con sus familias o bajo la tutela estatal (mientras adquieren la mayoría de edad y hasta cuando las circunstancias obliguen a ello) en caso de que por una u otra circunstancia no haya parientes que los acojan.
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