
En suma, todo es trabajo en la vida. Hasta en la muerte se refleja el trabajo, cuando los gusanos se esfuerzan en engullirse a los cadáveres; y en medio de diferentes circunstancias no dejamos de pasar trabajo en un Mundo preñado de almas que en los trabajos subyugan, esclavizan, engañan, acosan... No dejamos de pasar trabajo cuando gobernantes y otros individuos al pueblo lo ponen a trabajar en condiciones inhumanas, cuando nos clavan con cargas tributarias de toda clase, cuando nos reprimen por protestar contra atropellos hacia nosotros, cuando somos víctimas de la práctica de cualquier conducta correspondiente a los antivalores: Egoísmo, envidia, hipocresía, rencor, intrigas, mentiras, deslealtad, calumnia, discriminación por distintas razones, y más y muchos más que permanecen a la orden del día por doquier... Pasamos trabajo cuando conculcan nuestros derechos, cuando padecemos la intolerancia que no respeta la diversidad de criterios u otras categorías sociales, cuando callamos en lugar de gritar porque nos están pisoteando; cuando entre parientes nos peleamos y hasta nos matamos, con lo cual la familia queda convertida en enemilia... Trabajo pasamos para poder vivir y morir dignamente, en paz.
Mientras consigo un trabajo que me permita obtener unos ingresos económicos, me toca seguir trabajando con una pluma que no me proporciona riquezas materiales, ni siquiera para comprar una menta; no obstante, para nada me quejo porque ella representa para mí un enorme tesoro; pues, escribiendo es mucho lo que logro desahogarme; siendo dicho desahogarme, sin duda alguna, algo que me permite liberarme bastante aunque me halle prisionero en la ergástula de las penalidades que no nos faltan en una vida que no deja de ser pendular, cambiante, volátil ella, atiborrada de vicisitudes.
¡Feliz día hoy, siempre, para los trabajadores del Mundo!
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