Por esta razón es que hay uribistas

Pienso que habrá personas que cuando decidieron convertirse en feligreses de la secta politiquera dirigida por el expresidente Uribe Vélez no fue tanto por considerar que la misma es lo último en guaracha, ni que realmente Uribe es un mesías, menos Dios; sino, por saber con precisión que no comulgar con la doctrina diabólica inspirada por dicho monstruoso personaje constituye un riesgo enorme, como andar con una lápida colgada en el pecho. En efecto, tienen claro ellos que con Uribe no se juega, que capaz es él de lo que sea con tal de lograr acólitos para su congregación. ¡Ombe!, capaz de lo que sea, nadie lo dude; y es que al respecto existen testimonios a granel, los cuales generan mucho pavor al recordarlos. Es decir, uribistas hay no por convicción, sino por obligación; o mejor, es por cobardía, es por mero culillo. Claro quede que aquello aplica únicamente para quienes carecen de cerebro que les permita comprender con claridad que Uribe es el mismo Belcebú disfrazado de persona.