
¿Quién dijo que la cárcel es la única manera de castigar a los victimarios, y el único modo de garantizar que sus víctimas queden indemnizadas por las afectaciones que les han provocado?... ¿Los victimarios que se reincorporen a la vida civil (hablando concretamente de la gente de la guerrilla, y eventualmente de otros actores armados no institucionales) a qué deberán dedicarse entonces si la sociedad les cierra las puertas, no permitiéndoles hacer Política ni ponerse a trabajar en otros oficios, asumiendo tal postura de rechazo seguramente con el argumento de que se trata de personas indeseables?... ¿Se querrá, acaso, que dichos individuos cesen su accionar armado y que, en lugar de quedarse en Colombia, se larguen con destino a Marte, o hacia el Infierno?... ¿Es mejor echar balas que echar discursos?... ¿Puede ser que realmente muchas almas no alcanzan a comprender el significado de PAZ, y que lograrla no es fácil, siendo generalmente un proceso en el que hay que hacer sacrificios aunque mucho nos duelan; o, como se dice coloquialmente, "tragarnos algunos sapos"?... Para este pecho queda claro que hay confusión en los discursos de no poca parte de la sociedad, sobre todo de las víctimas directas; precisando esto último porque no es mentira que a la postre todos somos víctimas del conflicto civil que a varias generaciones nos ha tocado padecer de cerca o de lejos. Pero, más que confusión lo que aprecio es que hay incoherencia; pues, no es racional que manifestemos que deseamos reconciliar con alguien y que al mismo tiempo continuemos atizando el fuego de las diferencias, de las peloteras. No ceso de insistir en la necesidad de que recordemos cómo se materializó el proceso de reconciliación en la Sudáfrica de Nelson Mandela (habiendo otros ejemplos en el Mundo) luego de conflictos fratricidas espeluznantes en dicho territorio.
Desde luego, allá se pudo avanzar notoriamente en la reconciliación (debiendo hacerse lo mismo en Colombia) porque hubo verdad y reparación de parte de los victimarios, y porque las víctimas tuvieron la disposición de perdonarlos; contándonos la Historia, verbigracia, que hubo casos en los que terminaron conviviendo víctimas y victimarios a pesar de la existencia de daños protuberantes. Podrá parecer inverosímil el hecho de que Fulano y Zutano se convirtieron en grandes amigos luego de que uno de ellos al otro le masacró a su familia; pero, en efecto así sucedió en muchos casos, porque la gente entendió que el rencor y el revanchismo no eran el camino; no lo son. No en vano dice un proverbio que "la mejor venganza es el perdón". Llegar a tal situación no es fácil, naturalmente; empero, es algo indispensable (o mejor, imprescindible) cuando con franqueza se desea ascender a la cima de la reconciliación. Es triste, sin duda, que prediquemos reconciliación pero que a ésta la confundamos con RENCORciliación. ¿Qué recoge una persona cuando siembra tomates?... ¡Tomates!, ¿cierto que sí?... ¿Qué recoge alguien si es rencor lo que planta?... ¡Rencor!, ¿o no?... ¿Entonces qué?...
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