Nada de triunfalismo con el "sí a la paz"

CONVENCIDO estoy de que cuando sea la hora de ir a votar el plebiscito por la paz de Colombia ganará el "sí"; y que, entonces, no ganarán Uribe ni los demás fundamentalistas mensajeros de la dinámica barbárica. Pero, me preocupa sobremanera que haya personas que consideren que "como el triunfo del 'sí' está garantizado, pues no hay que hacer tantos esfuerzos por salir a votar". Primero, ¿si no se sufraga cómo se gana?, ¿aparecerán los votos en las urnas como por arte de magia?... Segundo, es mejor que ojalá la victoria del "sí" sea contundente; con la certeza de que así dejaremos más abatidos, desarmados y con las bocas calladas a esos individuos de la Edad de Piedra que padecen insomnio porque sus ojos no los pegan, ni un segundo siquiera, por andar craneando cómo proseguir convirtiendo en ríos y mares de sangre todo el suelo colombiano. 

De modo que la consigna categórica es que el día del plebiscito salgamos a votar masivamente por el "sí a la paz"; lo cual es decirle sí a la vida, sí al surgimiento de mayores y mejores oportunidades de progreso nacional, sí a la sensatez, no a Satanás, no a las tinieblas. Procuremos, en lo posible, doblar el umbral de 4 y medio millones. ¿Por qué no 10 millones, por ejemplo?... Podemos, debemos, ¡hagámoslo! El triunfalismo es bueno porque implica optimismo, pensar con criterio positivo; pero, es malo cuando por él se baja la guardia en algo debido al exceso de confianza; y todos los excesos son peligrosos, dañinos.