
Cuando Uribe derrocó al Diablo, antes le dijo: "Óigame bien, don Sata; no niego que usted es todo un diablo, un diablo de racamandaca. No obstante, a partir de este instante usted me entrega ese cargo que durante siglos ha ejercido de manera espuria; pues, los testimonios indican de manera fehaciente que no lo merece. Soy yo, y nadie más que yo, quien debo estar figurando como el Diablo, porque soy más diablo que usted. Si de pronto le queda alguna duda con respecto a que yo soy más diablo que usted, póngase cómodo, ármese de paciencia y lea mi prontuario. ¡Hélo aquí!"... En efecto, el otro Diablo se acomodó presto a la lectura del documento en referencia. Eso fue hace como cuarenta años a hoy 2016, y hasta el sol de hoy no ha terminado la tarea. Pero, pese a que el otro demonio apenas ha alcanzado a leer menos de la mitad del expediente uribista, cuando leyó la primera página le dijo al hoy Diablo real: "¡Suficiente!, todo está dicho. Usted sabe más de diabluras que yo. Ordene, mi comandante en jefe, que me limito a obedecer sus órdenes al pie de la letra".
No comments:
Post a Comment