
Entonces, lo de buscar medidas cautelares en la CIDH para Bogotá (en especial para los sectores deprimidos) es algo necesario como parte de la dinámica de combinación de todas las formas de lucha popular que deben desplegarse para conjurar que los caníbales nos devoren. Claro, todas las formas de lucha sin tener que caer en la tentación de la violencia propia de aquellos mismos monstruos, que son como serpientes que matan incluso antes de morder e inocular la ponzoña que en lugar de sangre corre por sus venas. Eso sí, considero que la mejor medida cautelar para librar a Bogotá de las puercas garras de la jauría de hienas hambrientas en cabeza del también camaleón Peñalosa, es darlo todo en aras de desalojarlo sin contemplación del Palacio Liévano; porque probado está que él es un inquilino peligroso, problemático y de mala calaña. Lo que hay que hacer no es para mañana, ¡es para ya mismo!
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