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¡Hermano William y parientes, Dios los proteja!

He rechazado y rechazaré siempre de manera contundente cualquier conducta que implique violencia, venga de donde venga. En esa medida, entonces, no comulgo con las muy de ritual amenazas de muerte en Colombia, y en no pocos lugares del Mundo, contra alguna persona por el motivo que sea: Opiniones, ideologías o credos de distintas naturalezas, origen étnico, género, orientación sexual, estrato social... En fín, ¡no y no a esa irracionalidad de las amenazas!, agresiones o discriminaciones por una circunstancia u otra. Por supuesto, en todo momento al tiempo que repudio aquellas actitudes propias de almas sin alma, me solidarizo con quienes han sido o resulten objeto de las mismas, sin importar si las conozco o no, sin ponerme a reparar si con ella coincidimos o no en cualquier situación; pues, sea quien sea, se trata es de un ser humano que padece harto por cuenta de otros desalmados, pero que seguramente andan armados con la perspectiva de causarle daño a quien amenazan, reflejando ser discípulos de Belcebú.

Un par de minutos antes de comenzar a plasmar esta nota me entero a través de Facebook que una persona en Yondó, municipio de Antioquia, ha sido amenazada de muerte; y, al parecer, el agua al molino marcha por cuestiones políticas; donde el amenazado, junto con su parentela presente en la zona en referencia, es alguien que participó como candidato a la alcaldía de dicha municipalidad en octubre de 2015; sin haber ganado las elecciones, pero con unos resultados que corroboran el gran arraigo y afecto que tiene en la población, no gratuitamente; sino, por ser una persona decente, talentosa, humanitaria, comprometida con Yondó pese a no haber nacido allí, y dueña de otras cualidades que permiten considerarlo sin duda alguna como alguien de vida ejemplar para la sociedad.

Me refiero a mi paisano, amigo y coétnico WILLIAM SKEY FIGUEROA MOSQUERA, oriundo de Istmina, segundo municipio en importancia del Chocó. Fue allí, precisamente, donde luego de salir de mi Quibdó natal tuve el gran privilegio de conocer al profe William; y por esa relación (compartiendo nuestro gusto por la guitarra y el canto, y tertulias tejidas con respecto a la problemática de Istmina, del Chocó y de Colombia) entonces pude advertir en él aquel acervo de atributos antes mencionados. Es por eso, pues, que hoy, enterado de semejante situación en contra suya y de su familia, me preña la rabia; sí, la rabia en medio del sosiego que también ha sido característico en el hermano William Skey; un hombre, nadie lo dude, de paz, sembrador de armonía; por lo que resulta reprochable y lastimero que siendo él de aquel talante hoy sea objeto de unas amenazas que, reitero, son a toda luz irracionales y por tanto dignas de repudio.


Entendido tengo, por lo que he podido conocer por conducto de algunos medios de comunicación, que el malestar contra el amigo William surge del hecho de él (o no sé si haya sido otra persona de su sector político) haber instaurado una demanda por supuestas irregularidades en la elección de quien hoy ejerce como alcalde de Yondó. Normal apenas esa actuación judicial, si se considera que pudo haber o en efecto hubo aquellas infracciones a la ley electoral que se mencionan. ¿Será que si el ganador hubiese sido William Skey, presumiendo o teniendo la contraparte certeza de situaciones antijurídicas, no hubiera ella procedido del mismo modo, demandando ante las autoridades competentes? Eso sí, con la seguridad de que William en su condición de alcalde (que hoy lo es para muchos aunque oficialmente no gobierne) no optaría por amenazar a quien o quienes estuvieran detrás de la demanda o impugnación en su contra.

Cómo duele, en verdad, que aún tengamos que asistir sin tarjeta de invitación a presenciar el grotesco espectáculo que protagonizan personas que piensan que la Política debe ser un acto de carnicería; donde a los contradictores hay que aniquilarlos como sea; no por medio de controversias pacíficas y argumentadas, sino dizque recurriendo a la ¡maldita violencia! 1. Mi petición desde la distancia a las autoridades competentes para que puedan identificar y judicializar al responsable o responsables de las amenazas de marras contra el maestro William. 2. Mi solidaridad con el alma en las manos para William Skey Figueroa Mosquera; e igual hacia la gente no poca que a él lo aprecian en Yondó, en Istmina y en más parajes de una Colombia hastiada de barbarie y que por eso mayoritariamente le apuesta a la reconciliación. 3. Mi exhortación a los amenazadores, intolerantes, a que prescindan de sus intenciones malévolas; no importando que de pronto apenas sea para infundir miedo, pues eso es tortura, es una manera de matar a cualquier individuo. 4. Mi plegaria a Dios para que William y los suyos en todo momento se hallen bajo su manto protector; al tiempo que le confiera más fortaleza y sabiduría para proseguir en su empeño de trabajar por el bienestar de un Yondó que un día lo acogió con los brazos abiertos, ¡y por algo o mucho será!

¡Hermano William y parientes, Dios me los proteja siempre 


Bogotá, D. C., mayo 5 de 2016

08:43:35 a. m.

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