Urge defenestrar ya mismo al gringo Peñalosa

Casi recién posesionado el tal alcalde gringo Peñalosa, empezó a sentirse el malestar de no pocas almas (incluyendo a personas que por él botaron su voto), hoy arrepentidas de cabo a rabo; cosa que, sépase, se les advirtió con suficiente anticipación; antes, pues, de que iniciara la hecatombe en su fase II; cosa que digo, con conocimiento de causa, porque en su primer desgobierno de Bogotá se consumó la fase I; donde Peñalosa peló el cobre con más afán, y sin escrúpulos. Entonces, luego fueron brotando iniciativas de revocatoria del mandato de aquel funesto personaje que destila neoliberalismo (por tanto, inhumanismo) por todas partes de su estructura corporal. Seguramente se habrá dicho en esos instantes (confieso que me cuento en la lista) que se trataba de algo prematuro, y podría aceptarse así; pero, a medida que ha transcurrido el tiempo la situación ha tomado unos ribetes escandalosamente críticos, ¡tragedia pue!; por lo que, no queda duda, hoy debe pensarse seriamente en proceder ¡ya mismo! con un proceso de revocatoria contra el camaleón Peñalosa. Es imperativo hacerlo, antes de que la debacle para Bogotá se profundice más y más y no quede más opción que decir "¡Dios nos agarre confesados!, porque el panorama indica que marchamos (o mejor, nos llevan a las bravas) rumbo a un precipicio sin fondo".

¿Cómo no pretender (hay es que lograrlo) destronar a un señor que, reitero, exhibe sin dársele nada su falta de interés por la gente y sus derechos elementales para vivir con dignidad? Otra cosa no se deduce de aquel no darle la mínima importancia a la salud, educación, medio ambiente y otras categorías sociales de gran relieve; como al mismo tiempo queda evidenciada su carencia de criterio humanista cuando emprende una carnicería laboral sin argumentos razonables, sino por su afán enfermizo de deshacerse de servidores públicos que seguramente considera él que no deben estar en su gobierno por el 'pecado' de haber llegado con Petro; y está claro que los ha sacado y los seguirá mandando para el asfalto para luego, sea de frente o de manera soterrada, proseguir enchufando a los de su cuerda partidista (nada malo a la postre; pues, gobernar con enemigos, como le pasó a Petro, es complejo). Perdón, aclaro, cuerda multipartidista; pues, Peñalosa ha sido y es de todo menos de Izquierda, pero no progresista. ¿O mentira es que él es de Cambio Radical, del Uribismo, del Conservatismo, de una fracción del Partido Verde y de otros sectores de corte nada amigo del pueblo-pueblo?... ¡La Ultraderecha en pasta!

¿Será que hay que permitirle a Peñalosa, con la complicidad declarada de aquellos colores y sabores mencionados, no que privatice sino que regale empresas como la ETB, Capital Salud y a lo mejor otras más que tienen entre ojos los neoliberales; entregando el patrimonio público a los que Peñalosa considera que debe corresponderles a pie juntillas por ellos haberle financiado su campaña para llegar a '"recuperar a Bogotá"; sabiéndose que tal recuperación es cierta, ella con el propósito de al haber retornado al Poder continuar dándole garrote al pueblo desprotegido; para seguir ratificando ellos los inhumanos que, consecuente con el ideario neoliberal, les importa es el capital y no las personas?

¿Cruzados de brazos (cosa que por fortuna no será así porque por fortuna muchos pendejos masoquistas no hay, aunque ellos los ogros podrán creer que sí) dejaremos que Peñalosa y los demás de su cueva de hienas hambrientas cercenen de tajo los inocultables avances que en materia social se cristalizaron en tiempos en los que hubo en Bogotá (unos más que otros, y aun sin ser perfectos) gobiernos progresistas (con Petro a la vanguardia de aquellos); cumpliendo en notoria medida la obligación de instalar a las personas por encima del necesario, pero nocivo por compulsivo capital obtenido mediante prácticas neoliberales; e igual, ubicando a los menesterosos por encima de los pudientes? ¡No y no! De allí, entonces, que hora es de darle vida a la iniciativa de revocatoria del mandato del embusterísimo y tramposo bolardo Peñalosa, y para mañana es tarde. ¡Manos a la obra de inmediato, y con todo!