
Entonces, no se nos haga extraño que ayer lunes 9 de mayo de 2016 haya dicho Uribe en una entrevista televisada que su secta emprenderá resistencia civil (ni crean que será pacífica, por eso las motosierras en estos momentos están siendo aceitadas y afiladas) no exactamente contra el proceso de paz de La Habana; sino, contra cualquier intento de paz, de reconciliación; porque, repito, en esas anda el Uribismo desde siempre; pues, definitivamente se resisten los monstruos a perder la teta de la guerra, de la barbarie, con la cual se han amamantado durante mucho tiempo. También insisto en que, por lo anterior, ellos los cafres son siempre bien coherentes con los postulados de su doctrina infernal. No dejo por eso de andar bastante bravo con Dios, porque no ha querido atender las súplicas de operar en Uribe y su feligresía de modo que les expulse los demonios que habitan en sus almas; aunque, en verdad, razones hay para pensar que ellos carecen de alma; o bueno, digamos que son almas que a cada rato andan armadas hasta los dientes; armadas de odio y retaliaciones contra quienes no los sigan, e igual contra todo lo que no les convenga. Obvio, ellos no se desprenden ni en montes ni en ciudades de sus armas, entre las cuales es sabido que las que hoy están desempolvando son sus preferidas; pero, habiendo más sembradoras de terror y muerte, cosas éstas que a ellos los hincha de placer extremo.
Es importante tener en cuenta que la categoría Resistencia Civil es algo que prestigiosos líderes y pueblos lo han puesto en práctica; y en el caso de líderes destacan, por ejemplo, Cristo, Buda, Confucio, Gandhi, Martin Luther King, Erasmo de Rotterdam, Henry David Thoreau, Tomás Moro, León Tolstói, Nelson Mandela, Bayard Rustin, Dalai Lama, entre otros cuyos nombres en el momento son esquivos a mi memoria; y, reitero, resistencia civil han hecho muchos pueblos. La Resistencia o Desobediencia Civil, pues, es una herramienta de lucha o de protesta que para que sea considerada como tal exige ser pacífica; y con ella se exige algo, o algo o a alguien se rechaza, esencialmente. Entonces, en el caso de la resistencia civil a la que convoca el expresidente Uribe hay que decir que nadie le quita su derecho a él y a los feligreses de su secta a que la hagan; pero, con lo que no se debe contemporizar es con que aquella sea un llamamiento para que las hordas uribistas urbanas y enmontadas salgan a querer aguar la fiesta de la paz con acciones violentas: Continuación del exterminio de luchadores populares, atentados y autoatentados terroristas, masacres ni más acciones de naturaleza análoga. De ser así, entonces, no habría ninguna resistencia civil; sino, acciones de guerra.
Me imagino cómo hoy por la indignación se revuelcan en sus tumbas personas como las anteriormente mencionadas, al testimoniar que unos desalmados (repito que bien armados sí de hambre de sangre y con armas no de juguete) llaman resistencia civil a la barbarie; y no es que esté prejuzgando porque Uribe no haya anunciado directamente cómo será su resistencia civil, sino que convencido estoy (lo dije atrás) que la misma no está concebida para ser pacífica; porque Uribe y otros que lo secundan no son gente de paz, ni un día lo serán ni siquiera muertos. No hay duda, Uribe y esos otros lo que buscan es tirarse la fiesta de la paz, para que entonces la Historia diga que Santos hizo una paz pegada con babas porque en un santiamén se regresó al statu quo de la guerra; y en esa medida es que también ya todo está orquestado para empezar a exterminar guerrilleros desmovilizados; como provocación para que al considerar éstos que no se van a dejar matar como pasó con otros grupos guerrilleros, pues opten por regresar al monte. No es más. Uno dirá, entonces, que no hay que caer en las provocaciones de aquellos cafres; pero, no creo mucho que la reacción de los pacifistas haya de ser quedarse de brazos cruzados mirando cómo los de la otra orilla siguen convirtiendo a Colombia en ríos y mares de sangre; y como ellos los matarifes saben eso, por lo mismo le apuestan a esa estrategia. Seguro que no logro entender cómo es que Dios permite que haya sobre la Tierra gente de tal calaña; es decir, ¿por qué no actúa para que los demonios desaparezcan de la faz de la Tierra; sea llevándoselos para otro lado donde queden neutralizados o, como arriba lo digo, haciéndoles un exorcismo para sacarles a esos diablos los demonios que invaden sus mentes y almas?
A los demonios, no les pueden expulsar los demonios, y el c.d.es la caldera donde habitan.
ReplyDeleteDe acuerdo. Si existe el mal sobre la tierra,este se encarna en el llamado - señor de las sombras -. Todo por saciar su avaricia y la de sus compinches, solo eso lo motiva y no permite que su caballito de batalla, se le derrumbe; quedaría como pez sin agua....expira.
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