
¡Maunífica la arrechera caramba
de los Partiros Liberá y Conservaró!,
pue pol cara papel que sacan
pa ellos vendelo, ¡cómo no!,
nomás por un rial,
una mentida juatal
los de nómina suscriben.
Pero los del pueblo como eligen
al mandatario mayó,
van es tocando su tambó
al son de la chirimía.
Al son de la chirimía van viniendo
Pedro, Juan, Justo Elías,
Crustáceo, María, Nacianceno,
Mariela, Justino, Sofía.
Todos vienen a escuchá
esa ensarta e mentiras
pa'rratico ponese a gritá
siempre con gran emoción:
"¡Viva el doctor!",
mientras otros responden:
"¡Viva, viva, viva!".
Dice en su discurso el prohombre,
encaramao por allá arriba:
"Os haré muchos puentes,
también ancianatos y hospitales,
construiré carreteras decentes,
os haré caminos vecinales.
Habrá comida para todos,
comida sin excepción;
pero pueblo que no me dé votos,
no recibe esta oblación.".
Es la una e la tarde y pico,
es la hora e la elección;
contentos están toritos,
festejando la ocasión;
con buen aguardiente Platino,
con biche, con sancocho y ron.
Mientras en su pobre rancho
de hambre un niño pierde la vida;
y de pu'allá arriba van bajando,
de nuevo al son de la chirimía,
Pedro, Juan, Crustáceo,
Nacianceno, Mariela, María,
Sofía, Justo Elías, Justino.
Toros vienen convenciros
de esa ensarta e mentiras;
y al cabo e cuatro años,
cuando ya la elección termina,
vienen los babosos que gritaron
con tanta calentura y ardor,
con la cara bien templara,
con hambre, con frío y sol.
Entonces toros gritan en manara:
"¡Huyan, que viene el ladrón!".
Alexis Murillo Cross
Istmina, agosto 21 de 1987
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