HERMANO JOSÉ EMIR HINESTROZA COSSIO: Hoy cuando supe que lograste un fallo de la Contraloría General de la República, con el cual quedas exonerado de aquello de lo que fuiste acusado fiscalmente, y por tanto injustamente, entonces cuánto me alegra dicho acontecimiento; al tiempo que resulta inevitable con el alma en las manos manifestarte mis felicitaciones. Me alegro y te felicito porque venciste; pero, sobre todo porque sé que te tocó prácticamente solo hacer tu defensa, lo cual como que te deja graduado de abogado sin haber estudiado la carrera, escudriñando cómo defenderte. Me alegro y te felicito, además, porque siempre estuviste aferrado a la verdad, convencido de que unas injusticias se cometían contigo; embargando tu casa, estableciéndote inhabilidad para el ejercicio de cargos públicos, entre otras cargas sancionatorias. Me alegro y te felicito porque te desprendes del señalamiento social como "corrupto" o "delincuente", que no creo que no lo hayas padecido. Es duro tener alguien que soportar eso, aunque por la conciencia tranquila se salga a la calle y se camine con la cabeza en alto, como en efecto lo hiciste. Me alegro y te felicito, igualmente, porque a Dios gracias hoy tu familia y algunos amigos podrán liberarse también de los tormentos sufridos por cuenta de tu situación de ayer; y así pasa cuando de veras hay quienes con uno están en las de cal y en las de arena, en las vicisitudes de las cuales nadie está exento.
NO HAY DUDA, lo que has alcanzado ha sido, reitero, gracias al andar abrazado a la Fuerza de la Verdad (la verdad de los hechos). Esa misma Fuerza de la Verdad, a la cual te aferraste y debes continuar en dicho camino, de igual modo es Dios; el mismo que, sin duda, es nuestro Único Juez Imparcial e Infalible. Desde luego, destaco el gran ejemplo de perseverancia dado por ti; y que, ojalá, todos pudiéramos tenerla cuando algo nos proponemos; que puede ser un proyecto constructivo, o el hecho de salir del guarengue al cual hayamos caído o nos hayan empujado. No es fácil, como en tu caso, enfrentarse a unos administradores de Justicia cuando ellos, más que por desconocimiento de la Ley, andan embarrados de corrupción y de otros sentimientos y conductas que chocan contra los preceptos del Cielo; no importándoles, en su afán de hacer daño, o de mirar cómo extorsionar, que las leyes que deben aplicar con ecuanimidad y transparencia ellos mismos las infrinjan o las violen escandalosamente. Pero bueno, una vez más hay que darle gracias a Dios por haber permitido que lo torcido se haya enderezado; donde muy seguramente por haberte llevado sin razón a semejante viacrucis habrás de recibir los resarcimientos de ley, y ojalá lo que en dicho sentido emprendas no haya de ser otro calvario para ti. Ruego, entonces, que ahora tu vida y la de los tuyos se hallen despejadas de angustias y zozobras, y que puedan retomar el sendero que los conduzca a buen puerto, siempre bendecidos por nuestro Dios Todopoderoso.
Un abrazo, hermano, ¡y más pa'lante pues!
Nicolé Garpal
Bogotá, D. C., julio 8 de 2016.
ENLACES:
1. La carnicería contra José Emir Hinestroza Cossio
2. El propio verdugo reconoció su error
NO HAY DUDA, lo que has alcanzado ha sido, reitero, gracias al andar abrazado a la Fuerza de la Verdad (la verdad de los hechos). Esa misma Fuerza de la Verdad, a la cual te aferraste y debes continuar en dicho camino, de igual modo es Dios; el mismo que, sin duda, es nuestro Único Juez Imparcial e Infalible. Desde luego, destaco el gran ejemplo de perseverancia dado por ti; y que, ojalá, todos pudiéramos tenerla cuando algo nos proponemos; que puede ser un proyecto constructivo, o el hecho de salir del guarengue al cual hayamos caído o nos hayan empujado. No es fácil, como en tu caso, enfrentarse a unos administradores de Justicia cuando ellos, más que por desconocimiento de la Ley, andan embarrados de corrupción y de otros sentimientos y conductas que chocan contra los preceptos del Cielo; no importándoles, en su afán de hacer daño, o de mirar cómo extorsionar, que las leyes que deben aplicar con ecuanimidad y transparencia ellos mismos las infrinjan o las violen escandalosamente. Pero bueno, una vez más hay que darle gracias a Dios por haber permitido que lo torcido se haya enderezado; donde muy seguramente por haberte llevado sin razón a semejante viacrucis habrás de recibir los resarcimientos de ley, y ojalá lo que en dicho sentido emprendas no haya de ser otro calvario para ti. Ruego, entonces, que ahora tu vida y la de los tuyos se hallen despejadas de angustias y zozobras, y que puedan retomar el sendero que los conduzca a buen puerto, siempre bendecidos por nuestro Dios Todopoderoso.
Un abrazo, hermano, ¡y más pa'lante pues!
Nicolé Garpal
Bogotá, D. C., julio 8 de 2016.
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1. La carnicería contra José Emir Hinestroza Cossio
2. El propio verdugo reconoció su error
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