¿Cómo que apenas cumplan las FARC?

Cómo me llama la atención el hecho de que mucha gente se desvele pensando y preguntando si en efecto las FARC habrán de cumplir lo acordado cuando se concentren en las zonas de concentración previstas, mientras se produce la dejación de sus armas; si andarán juiciosos, no cometiendo fechorías desde allí; y, claro, si honrarán los demás compromisos cuando ya estén reincorporados a la vida civil, incluyendo la necesaria reparación de sus víctimas (el Estado también debe reparar o indemnizar bastante). No deja de rondar la preocupación de si pagarán o no cárcel, ante lo cual digo que si es así ojalá también la haya para Uribe y todos los demás criminales sembradores de violencia y corrupción a lo largo y ancho de Colombia. 

Está bien que haya esas preocupaciones; pero, lo que no se margina de la inquietud mía es que no percibo esa misma acuciosidad pensando y preguntando si el Estado cumplirá sus compromisos; como, entre otros, garantizarles seguridad a los desmovilizados para que los enemigos de la paz y de las diferencias ideológicas no los exterminen, como hicieron con otros grupos guerrilleros cuando se desmovilizaron; ofrecerles oportunidades laborales y seguridad social, al igual que participación política como parte de acciones afirmativas o discriminación positiva; y, lo fundamental, hacer reales o efectivos los acuerdos con respecto a transformaciones sociales que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de millones de almas menesterosas, en medio de una sociedad donde la Democracia participativa no sea de mero papel. Obvio, también hay que interesarse en si el Estado cumplirá la obligación de buscar y lograr el desmantelamiento de las estructuras paramilitares o neoparamilitares al servicio de la Ultraderecha en cabeza de Uribe Balas, sea mediante sometimiento voluntario a la Justicia o combatiéndolas militarmente si ellas no optan por lo primero. En conclusión, la cosa no debe ser de apenas andar pendientes del cumplimiento o no de los compromisos de las FARC, pue harto tiene igualmente el Estado por cumplir con la sociedad.