Ciertamente, el 2 de febrero de 2013 se cumplieron 200 años desde cuando el Chocó declaró su independencia del yugo colonial de España, que lo mantenía sometido a la esclavización; que lo oprimía, reprimía y exprimía... Relata la Historia que el día 2 de febrero de 1813, se hizo en Citará (lo que hoy es conocido como Quibdó, la capital del Departamento) un Cabildo Abierto en el cual se tomó la decisión de rebeldía que significó la independencia. Decisión impulsada por: Tomás Pérez, Miguel Buch, Miguel Montalvo, Francisco García Falcón, Manuel Mena, Ángel Pérez, Nicolás González Acevedo, Ángel Rueda y Domingo Martínez, entre otras personas que merecen ser consideradas como unos auténticos héroes. Cabe señalar que el mencionado proceso surge luego de que en otros lugares de lo que hoy es Colombia hubo esos mismos gritos y acciones concretas de independencia.
Puede considerarse, en cierta forma, que efectivamente fue el 2 de febrero de 1813 cuando el Chocó alcanzó dicha independencia. No obstante, no hay que echar en saco roto que los españoles estuvieron haciendo de las suyas hasta 1819, cuando se materializó la Independencia de Colombia. Es que una cosa es "el grito" (1810); que, digamos, es la intención; y otra cosa es la fecha cuando realmente se configura la independencia (1819). Bueno, igualmente, lo que se hizo es digno de encomio. No es fácil decir ¡basta, ya no más oprobios!, cosa que hizo el pueblo chocoano; aunque también es sabido que había quienes pretendían continuar bajo el yugo español; o no tanto bajo el yugo, como sí bajo sus leyes aunque estimaran que eran independientes, libres. Resulta importante para la Historia referir que el Chocó fue un territorio clave para que finalmente se materializara el proceso de Independencia de Colombia; por la valentía de muchos chocoanos, como también por las ventajas geoestratégicas de la región. No importando que la gran mayoría de sus líderes hayan tenido que ofrendar sus vidas en favor de tal causa.
Después de lo anterior, llego a lo que, en esencia, ha sido la motivación de este escrito: Pude enterarme de que la Asamblea del Chocó autorizó a la Gobernación para celebrar con bombos y platillos "la conmemoración de los 200 años de Independencia Absoluta del Chocó". ¡Vaya! ¿Independencia Absoluta? ¡No creo!... Se pifiaron en cierto sentido (¡eso sí!, asumo que siempre con la mejor intención), al expedir la ordenanza; pues, no nos digamos mentiras (y es cosa que la saben hasta quienes no han nacido todavía) el Chocó no es libre, no tiene independencia absoluta. El Chocó, el pueblo de mis entrañas, continúa siendo dependiente y esclavo: a. De un Estado que le aporta paños de agua tibia, cuando lo ideal es apostarle a las soluciones estructurales, de fondo. b. De una clase política (no generalizo, desde luego; pues afortunadamente han ido surgiendo personas realmente comprometidas en procura de trabajar con transparencia, con mucho compromiso, con mucha vocación de servicio) que no ha estado a la altura de las expectativas que ha generado. c. De la corrupción que, por supuesto, existe en todos los confines del Orbe; lo cual, no obstante, no debe asumirse como consuelo, ni como argumento o pretexto para continuar en tal vía. d. De los protagonistas de la violencia expresada de múltiples maneras, y proveniente de diversas fuentes. e. De la misma sociedad que, en lugar de ponerse seria para luchar contra las tinieblas, se anquilosa en el masoquismo, premiando a sus mismos verdugos. f. De la mediocridad folclórica, aunque con frecuencia nos jactamos de ser bastante inteligentes, ¡y lo somos! Pero, de nada le sirve el talento a una sociedad cuando aquel se utiliza para destruir, no para construir; para restar, no para sumar cosas positivas. Es basura la inteligencia cuando ella no permite ver más allá de las narices, más allá de las perspectivas ambiciosas de superación, de progreso para el colectivo.Es evidente, en consonancia con lo del masoquismo (peculiaridad de los colombianos; o mejor, digo que es algo que hace parte de la idiosincrasia colombiana), que fácilmente a un pueblo se le somete cuando tiene tantas necesidades. Esto le pasa al Chocó, infortunadamente.
No me extiendo en esta nota (¡barajo si no lo he hecho!) porque ya he tenido la oportunidad de escribir y publicar en otros momentos otras cosas que marcan una coincidencia con este asunto del cual hoy me ocupo. Es así, entonces, como me limito a precisar: 1. Felicitaciones a mi Chocó por sus 200 años de independencia frente al yugo español. 2. Dando por cierto que efectivamente nos independizamos del dominio español, debemos entender y corroborar que el imperativo categórico es que nos independicemos del yugo del Estado colombiano; y del yugo de muchas de nuestras mismas gentes que, al tiempo que pregonan "amar al Chocó", lo que hacen es arrojarlo al guarengue de la miseria, de las desilusiones, de los ultrajes de todo tipo. 3. Incineremos con tizones de candela al rojo vivo, salidos de fogón de leña, todas las actitudes que dan lugar a que tenga vigencia lo que dijo Thomas Hobbes: "El hombre es lobo para el hombre". 4. Hoy, cuando estamos cerca de un nuevo proceso electoral (me refiero a las elecciones de 2014), no permitamos más que nos secuestren las conciencias (chocoanos y no chocoanos). Si hemos de votar (sépase que la abstención electoral o el voto en blanco siempre serán unas opciones de protesta), hagámoslo con la mente, más que con el corazón. 5. Sigamos las huellas de todos los hijos buenos que ha tenido nuestro pueblo; los mismos que un día se la jugaron toda por él, haciéndolo con abnegación, denuedo, coraje, transparencia, talento y talante, visión futurista, entre otras virtudes desplegadas en procura de construir desarrollo, cualidades de las cuales hoy somos huérfanos. 6. No prescindamos de continuar soñando en grande; pues, en verdad, las grandes realidades surgen de los grandes sueños. ¡Obvio!, para que se materialicen nuestros anhelos de independencia real tenemos que abandonar la costumbre de solamente teorizar en torno de los problemas que nos acechan. Es preciso garantizar que del dicho al hecho no haya mucho trecho. Esto es, pues, cosa de predicar y aplicar. 7. Dejemos atrás la manía de pensar y actuar únicamente en función de quienes hoy estamos. Desde luego, tenemos que pensar en nosotros; pero, al mismo tiempo, pensar y actuar proyectando la mirada hacia quienes habrán de llegar un día: Nuestras nuevas generaciones, los hijos de nuestros hijos.
Puede considerarse, en cierta forma, que efectivamente fue el 2 de febrero de 1813 cuando el Chocó alcanzó dicha independencia. No obstante, no hay que echar en saco roto que los españoles estuvieron haciendo de las suyas hasta 1819, cuando se materializó la Independencia de Colombia. Es que una cosa es "el grito" (1810); que, digamos, es la intención; y otra cosa es la fecha cuando realmente se configura la independencia (1819). Bueno, igualmente, lo que se hizo es digno de encomio. No es fácil decir ¡basta, ya no más oprobios!, cosa que hizo el pueblo chocoano; aunque también es sabido que había quienes pretendían continuar bajo el yugo español; o no tanto bajo el yugo, como sí bajo sus leyes aunque estimaran que eran independientes, libres. Resulta importante para la Historia referir que el Chocó fue un territorio clave para que finalmente se materializara el proceso de Independencia de Colombia; por la valentía de muchos chocoanos, como también por las ventajas geoestratégicas de la región. No importando que la gran mayoría de sus líderes hayan tenido que ofrendar sus vidas en favor de tal causa.
Después de lo anterior, llego a lo que, en esencia, ha sido la motivación de este escrito: Pude enterarme de que la Asamblea del Chocó autorizó a la Gobernación para celebrar con bombos y platillos "la conmemoración de los 200 años de Independencia Absoluta del Chocó". ¡Vaya! ¿Independencia Absoluta? ¡No creo!... Se pifiaron en cierto sentido (¡eso sí!, asumo que siempre con la mejor intención), al expedir la ordenanza; pues, no nos digamos mentiras (y es cosa que la saben hasta quienes no han nacido todavía) el Chocó no es libre, no tiene independencia absoluta. El Chocó, el pueblo de mis entrañas, continúa siendo dependiente y esclavo: a. De un Estado que le aporta paños de agua tibia, cuando lo ideal es apostarle a las soluciones estructurales, de fondo. b. De una clase política (no generalizo, desde luego; pues afortunadamente han ido surgiendo personas realmente comprometidas en procura de trabajar con transparencia, con mucho compromiso, con mucha vocación de servicio) que no ha estado a la altura de las expectativas que ha generado. c. De la corrupción que, por supuesto, existe en todos los confines del Orbe; lo cual, no obstante, no debe asumirse como consuelo, ni como argumento o pretexto para continuar en tal vía. d. De los protagonistas de la violencia expresada de múltiples maneras, y proveniente de diversas fuentes. e. De la misma sociedad que, en lugar de ponerse seria para luchar contra las tinieblas, se anquilosa en el masoquismo, premiando a sus mismos verdugos. f. De la mediocridad folclórica, aunque con frecuencia nos jactamos de ser bastante inteligentes, ¡y lo somos! Pero, de nada le sirve el talento a una sociedad cuando aquel se utiliza para destruir, no para construir; para restar, no para sumar cosas positivas. Es basura la inteligencia cuando ella no permite ver más allá de las narices, más allá de las perspectivas ambiciosas de superación, de progreso para el colectivo.Es evidente, en consonancia con lo del masoquismo (peculiaridad de los colombianos; o mejor, digo que es algo que hace parte de la idiosincrasia colombiana), que fácilmente a un pueblo se le somete cuando tiene tantas necesidades. Esto le pasa al Chocó, infortunadamente.

No comments:
Post a Comment