
¡No deja de emputar!, tampoco, que aquellos medios de comunicación también sean selectivos cuando se trata de difundir tragedias personales de cualquier naturaleza; pues, lo de los parceros suyos lo propalan durante las 25 y más horas del día; mientras que lo de quienes no pertenecen a su círculo neoliberal y ultraderechista, si acaso lo mencionan una o dos veces pero como noticias deportivas. ¡Emputa del mismo modo!, por supuesto, que no poca parte de la sociedad se contagie de la registrada indiferencia categorizando secuestros, homicidios y otras calamidades personales o colectivas; hasta llegándose en algunos casos (como los de Patrocinio y Odín) a manifestar alegrías por el hecho de que con las víctimas de alguna desgracia puede haber diferencias partidistas, personales o de otras índoles; resultando el asqueroso schadenfraude, el placer que se experimenta por cuenta de los males ajenos. Sépase que no he sido amigo personal de Odín Horacio Sánchez Montes de Oca, de nadie de su familia, como tampoco de otros secuestrados que haya en poder del ELN y eventualmente de otras estructuras al margen de la ley; sin embargo, porque el secuestro me parece algo no propio de seres humanos, abominable, repudiable sin contemplaciones, es que ¡me emputa! que tenga que haber almas secuestradas; siendo evidente que en tales casos también son secuestradas sus familias y amistades que pasan angustias por no tener a su lado a quienes se han llevado contra su voluntad. En el caso de Odín (ojalá se hiciera lo mismo frente a los demás secuestros) considero que los chocoanos que de veras deseamos verlo en libertad (a lo mejor hay quienes no) debemos movilizarnos con más contundencia para presionar al Gobierno a contactar con el ELN en procura de su liberación. Debe haber un gran Movimiento Social o Cívico enfocado en dicho propósito, porque si no se presiona de manera combativa la manigua podría tragarse a Odín, y a otros que se hallan en las mismas. Una vez más, pues, con estruendo grito: ¡Libertad ya para Odín!, ¡libertad ya para todos los secuestrados! Por supuesto, también clamo que regresen los desaparecidos por el Estado, por paramilitares y por más malhechores.
Nicolás Emilio García Palacios
Bogotá, D. C., junio 3 de 2016
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