Cuando se insinúa o se impone pareja

Resulta racional darle consejo a un pariente, y hasta a un amigo, con respecto al tipo de relación de pareja y a la clase de persona con quién tenerla. Eso es una cosa, reitero, apenas normal; como quiera que no está mal indicarle a alguien cuál es el camino que se considera, o que en efecto es, correcto; donde aquella persona, según su libre albedrío, es quien finalmente dispone al respecto de su relación pretendida o ya habida. Pero, situación distinta es que quien aconseja no lo haga como mera insinuación; sino, tajantemente como una orden o imposición, ¡Dios! Peor será el asunto cuando detrás de aquella conducta se esconde (o se frentea) la intención de que la persona aconsejada haga vida de pareja "no con cualquiera", sino ojalá con alguien pudiente porque "la plata y otras cosas materiales son las que siempre mandan y deben mandar la parada en cualquier relación sentimental, en la vida en general". Claro, también se hacen insinuaciones en cuanto a etnia, origen geográfico, profesión u oficio, fisonomía... Entonces entre parientes (o amistades) y en diferentes direcciones, se dicen: "Con Fulano (o Fulana) no, con Zutano (o Zutana) sí"; sucediendo que cuando aquellas directrices no se cumplen pueden aparecer conflictos entre todos los involucrados. De modo que malo es que no se respete el derecho de cada quien poder determinar libremente, como igual lo es el hecho de no dejar de considerarse que lo material lo es y lo debe ser todo en la vida; cuando, ¡caramba!, seguramente nadie dirá que lo material no es importante para la subsistencia de las personas. Pero, por desgracia, otra cosa es que se ha llegado al punto de concebir de modo compulsivo que como lo material se requiere para sobrevivir (entendámoslo como el vivir sin mayores apuros), o para vivir con lujos habidos y por haber, pues si es del caso matar hay que hacerlo contra quien sea. Luego con gran cinismo se pone en entredicho la existencia del Diablo.