
1. "Bienquistos chocoanos, no duden que pronto les construiré la carretera Ánimas - Nuquí... ¡Mamola!".
2. "Chocoanos de mis amores que me desvelan, les construiré la carretera Cartago - Nóvita... ¡Mamola y más mamola!".
3. "Mis gentes bellas del Chocó, queden notificados de que les haré el Canal Interoceánico Atrato - Truandó... ¡Mamola y requetemamola!".
4. "Compatriotas y amadísimos chocoanos, les construiré el Puerto de Tribugá... ¡Mamola, mamola y mamola!".
5. "Queridos hermanos chocoanos, les rectificaré, ampliaré y pavimentaré la vía Quibdó - La Mansa - Bolívar... ¡Mamola y más de mil veces mamola!".
6. "Chocoanos, aprovechando que ustedes tienen fuentes hídricas hasta para regalar, les construiré varias centrales hidroeléctricas; así dejarán de andar alumbrándose con velas, como en la época de las cavernas... ¡Infinitamente mamola!".
7. "Chocoanos, como ustedes son individuos que llevo en lo profundo de mi alma, hasta el punto de que me considero chocoano aunque no lo sea, les haré todo cuanto necesiten. Créanme que pasaré a la Historia como el presidente de Colombia que por fín hizo posible que el Chocó saliera del guaico. Chocó, entonces como dice Tito Rojas, 'pídeme lo que quieras; yo haré lo que tú digas, pero nunca me pidas que te deje de querer...'... ¡Mamola, y chupen y embomben mamolas hasta cuando el viento no emita sonido!".
Ciertamente, los chocoanos hemos sido mamoleados durante mucho tiempo, y de múltiples maneras; y en dicho sentido no echemos en saco roto que bien cierto es que la gran parte de las obras algo estructurales en el Chocó han sido logradas mediante la protesta social; más exactamente por cuenta de paros cívicos, en muchos de los cuales nos ha tocado mirar correr la sangre de no pocos hermanos cuando han resultado heridos y muertos. No obstante, en otras oportunidades el Estado, en cabeza del Gobierno Nacional, nos mamolea pese a que protestamos de manera contundente; pues, llega y apaga el incendio (las acciones de rebeldía popular) con la suscripción de unos compromisos para él cumplir, pero luego nos hace conejo, ¡mamola misma! Entonces, nos hallamos sometidos a una dinámica que suele darse en todo el escenario nacional; como es el hecho de tener que acometer otras protestas con la finalidad de reclamar el cumplimiento de lo prometido por la contraparte, no habiendo más de otra. Es por eso que resulta preciso fortalecer las acciones contestatarias, y eso implica no darlas por terminada nomás por el hecho de que las obras requeridas figuren en el papel que lo aguanta todo; sino, cuando sobre la marcha de las mismas empiecen a cristalizarse algunas de nuestras exigencias que puedan ser de cumplimiento inmediato, y habiendo certeza absoluta de que aquellas que requieren más tiempo empiezan a gestionarse con efectividad. Esto, sépase, debe ser imperativo alrededor de cualquier protesta en el país. Creo que solamente así podremos conjurar que nos sigan saliendo con las ¡mamolas!
4. "Compatriotas y amadísimos chocoanos, les construiré el Puerto de Tribugá... ¡Mamola, mamola y mamola!".
5. "Queridos hermanos chocoanos, les rectificaré, ampliaré y pavimentaré la vía Quibdó - La Mansa - Bolívar... ¡Mamola y más de mil veces mamola!".
6. "Chocoanos, aprovechando que ustedes tienen fuentes hídricas hasta para regalar, les construiré varias centrales hidroeléctricas; así dejarán de andar alumbrándose con velas, como en la época de las cavernas... ¡Infinitamente mamola!".
7. "Chocoanos, como ustedes son individuos que llevo en lo profundo de mi alma, hasta el punto de que me considero chocoano aunque no lo sea, les haré todo cuanto necesiten. Créanme que pasaré a la Historia como el presidente de Colombia que por fín hizo posible que el Chocó saliera del guaico. Chocó, entonces como dice Tito Rojas, 'pídeme lo que quieras; yo haré lo que tú digas, pero nunca me pidas que te deje de querer...'... ¡Mamola, y chupen y embomben mamolas hasta cuando el viento no emita sonido!".
Ciertamente, los chocoanos hemos sido mamoleados durante mucho tiempo, y de múltiples maneras; y en dicho sentido no echemos en saco roto que bien cierto es que la gran parte de las obras algo estructurales en el Chocó han sido logradas mediante la protesta social; más exactamente por cuenta de paros cívicos, en muchos de los cuales nos ha tocado mirar correr la sangre de no pocos hermanos cuando han resultado heridos y muertos. No obstante, en otras oportunidades el Estado, en cabeza del Gobierno Nacional, nos mamolea pese a que protestamos de manera contundente; pues, llega y apaga el incendio (las acciones de rebeldía popular) con la suscripción de unos compromisos para él cumplir, pero luego nos hace conejo, ¡mamola misma! Entonces, nos hallamos sometidos a una dinámica que suele darse en todo el escenario nacional; como es el hecho de tener que acometer otras protestas con la finalidad de reclamar el cumplimiento de lo prometido por la contraparte, no habiendo más de otra. Es por eso que resulta preciso fortalecer las acciones contestatarias, y eso implica no darlas por terminada nomás por el hecho de que las obras requeridas figuren en el papel que lo aguanta todo; sino, cuando sobre la marcha de las mismas empiecen a cristalizarse algunas de nuestras exigencias que puedan ser de cumplimiento inmediato, y habiendo certeza absoluta de que aquellas que requieren más tiempo empiezan a gestionarse con efectividad. Esto, sépase, debe ser imperativo alrededor de cualquier protesta en el país. Creo que solamente así podremos conjurar que nos sigan saliendo con las ¡mamolas!
Bueno, en honor a la ecuanimidad hay que decir que las mamolas no solamente provienen del Gobierno Nacional; sino, que también los gobernantes y dirigentes en el Chocó mamolean a nuestro pueblo; ¡y cómo lo hacen!, motivo por el cual también debemos arrojarles el agua sucia en sus caras peladas. Es aquí cuando es pertinente que cuando llegue la época de elecciones, sabiendo quiénes son los que nos han mamoleado desde adentro y afuera, entonces les paguemos con la misma moneda, diciéndoles: ¡¿Ah sí, vienen por nuestros votos?!, ¡pues, mamola!
Muy de acuerdo contigo Nicolé Garpal, y a esto súmale que por negligencia de los gobiernos locales muchas de las obras construidas han sido sometidas al abandono y deteroro y luego vendidas a precios irrisorios, pero con grandes dividendos para los intermediarios; en el chocó hace muchos años no se construye una sólo obra hasta su completa culminación, con todos los ríos y quebradas que tenemos, no existe un sólo acueducto por gravedad; regalan maquinarias a los municipios y departamento, pero si no hay ganancia individual de por medio dejan que se la trague la manigua. Esos son los malos hijos del chocó, complementado con la pasividad y negligencia de sus habitantes.
ReplyDeleteHermano Ricardo, complementas bien la nota; donde se puede advertir (aun faltando muchas cosas más) que definitivamente las mamolas que nos han hecho y nos siguen haciendo son incontables. De acuerdo como dices, "hijos malos"; por lo que, reitero, no es cierto eso de que los pueblos negros andan en el guarengue por ser dizque "de malas"; pues, lo que pasa es que muchos hijos malos tienen; y claro, un mal papá Estado también. Gracias por el comentario. Un abrazo.
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