Compa Rompolón, ¡ojo con esto!

Compadre Rompolón, no piense que yo Machigua habré de morder sus manos que me han favorecido de una u otra manera; y no lo haré jamás porque no soy recipiente agujereado desde el que se pierda lo echado. Mi gratitud hacia usted, créalo, es con el alma en las manos. Pero, compa Rompo, permítame recomendarle no pasar por alto que puede ser que usted en alguna ocasión también haya necesitado encontrar unas manos generosas, o que pueda en algún momento llegar a necesitarlas; porque, de veras, la vida es (como coloquialmente se dice) un pañuelo, y el Mundo gira y gira, dando muchas vueltas que uno no está en capacidad de saber con precisión cuáles sean.