
Ese Ordóñez (procurador que en efecto procura... ser presidente de Colombia), conculcador hasta los tuétanos de libertades individuales y colectivas, es el mismísimo engendro que considera que los animales irracionales (el irracional es él) no deben ser tenidos como seres sujetos de derechos. Es decir, para el que mantiene encendida la hoguera de la Inquisición los animales ni siquiera son cosas; sino, ¡nada! Nada podrá ser él, aunque mucho es: Mucho de nada positivo; ¿o, de cuándo acá, Belcebú es bueno; aunque no faltan quienes asumen que sí y por eso lo siguen y le rinden culto a pie juntillas?...
Cuando en ciertos momentos me he puesto a repasar la perversidad del expresidente Uribe Vélez, seguro que las dudas me asaltan; y es porque he llegado a creer que el procurador Ordóñez (que puede ser tenido como discípulo del genocida anteriormente mencionado) como que ha logrado superar con creces al supuesto maestro en el ejercicio de la protervia. Uribe por eso no se pone jediondo, aunque no dejará de sentir piquiña porque alguien llegue a desbancarlo del primer lugar en el escalafón del mal; pero, con todo y eso no dejará de proclamar al chamuscador de literatura progresista como su candidato presidencial para las elecciones de 2018 ¿o insistirá el Señor de las Sombras con Óscar Iván Zuluaga hoy prófugo de la Justicia colombiana aunque no haya orden de captura en su contra?, ¡harto es que lo dudo!
Ordóñez, pues, no es más que una bestia disfrazada de humano; habiendo al sol de hoy cuantiosos testimonios de por qué lo es, siendo cosa de repasar sin necesidad de lupa sus actuaciones desde cuando está en el cargo; desde la primera vez y desde cuando funge como procurador de manera espuria. Espuria sí, porque se hizo reelegir cuando la Carta Magna de Colombia no permite la reelección en dicha investidura hoy escandalosamente mancillada por el 'pontífice' Alejandrito; el mismo a quien si se le llama "perro" es rendirle tributo, como quiera que los perros son seres con sentimientos de nobleza enormes, envidiables. Mejor, creo, es calificarlo como una serpiente capaz de matar incluso antes de morder e inocular su letífera ponzoña.
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