El conflicto colombiano se ha ensañado con las mujeres negras... Cada día nuestras mujeres son violentadas por la estructura criminal que caracteriza a nuestra sociedad colombiana. Las mujeres negras asumieron la responsabilidad de defender la vida y la dignidad de los pueblos negros, echaron en sus hombros la defensa y protección de los territorios ancestrales y colectivos de comunidades negras, se empeñaron en luchar inquebrantablemente por el bien vivir y buen estar de nuestros pueblos. Nuestras mujeres luchan constantemente por dar a sus hijos una vida digna, se resisten a creer que las condiciones de marginación en las que los pueblos negros viven son naturales a la negritud; nuestras mujeres día a día quebrantan la naturalidad social colonial que ha impuesto la carencia y el dolor como estilo de vida de los pueblos negros; las mujeres negras son las que ponen todo su ser para que la lucha por la dignidad no muera estéril mimetizada en la trampa de la inclusión. Por eso duele que el Movimiento Negro Afrocolombiano no esté haciendo nada por apoyar a las mujeres negras en esta lucha, por acompañarlas y protegerlas en la lucha de las mujeres negras por el bien vivir de nuestros pueblos. Con la grave problemática que viven las mujeres negras en todo el país queda claro que el Movimiento Social Afrocolombiano es hipócrita, es falso, porque sólo luchan cuando ven que puede haber beneficio personal; ahí sí se matan por la representación, ahí sí quieren ser delegados; pero, cuando nuestras mujeres tienen que salir de los escondites donde resguardan sus vidas para alimentar sus familias porque mueren de hambre, ahí no hay Movimiento que represente y luche.
Cuando nuestras mujeres deben dormir en hoteles de mala muerte para proteger sus vidas, ahí no hay Movimiento que luche; sin embargo, cuando ya las matan ahí si aparece el Movimiento a lucrarse de sus nombres, cuando en vida ni un refrigerio esos líderes afros les dieron. ¿Dónde están los delegados afros cuando de defender al pueblo se trata?, ¿dónde están los que se hacen matar para elegirse; esos que si el Gobierno no los convoca no son capaces de reunirse, esos mismos que ni un comunicado de solidaridad son capaces de emitir?, ¿dónde están pue esos que se agarraron para quedar designados?, ¿dónde están los 400 millones de dólares que dio USA al Pacifico?, ¿por qué esa platica no aparece para proteger y apoyar a nuestras mujeres en su lucha? ¿Qué es lo que tiene que pasar para que este Movimiento afro de pacotilla, light y sin profundidad se convierta en un Movimiento real y verdadero? No más viajes, no más hoteles de un millón de pesos la noche, no más eventos sin sentido, no más repetición de teorías muertas, no más memorización de palabras raras, no más encasillamientos en los discursos de Europa, no más pendejadas. Está tan dura la cosa que seguir en esa perdedera de tiempo, recursos y esfuerzos es ser copartícipes de nuestro exterminio como pueblo étnico. ¡Dolor, qué dolor que las mujeres negras tengan que pasar por estas cosas tan horrorosas y terribles!
¡Mujeres negras, amandla!
Lemeva Leidys Mena Valderrama
Cuando nuestras mujeres deben dormir en hoteles de mala muerte para proteger sus vidas, ahí no hay Movimiento que luche; sin embargo, cuando ya las matan ahí si aparece el Movimiento a lucrarse de sus nombres, cuando en vida ni un refrigerio esos líderes afros les dieron. ¿Dónde están los delegados afros cuando de defender al pueblo se trata?, ¿dónde están los que se hacen matar para elegirse; esos que si el Gobierno no los convoca no son capaces de reunirse, esos mismos que ni un comunicado de solidaridad son capaces de emitir?, ¿dónde están pue esos que se agarraron para quedar designados?, ¿dónde están los 400 millones de dólares que dio USA al Pacifico?, ¿por qué esa platica no aparece para proteger y apoyar a nuestras mujeres en su lucha? ¿Qué es lo que tiene que pasar para que este Movimiento afro de pacotilla, light y sin profundidad se convierta en un Movimiento real y verdadero? No más viajes, no más hoteles de un millón de pesos la noche, no más eventos sin sentido, no más repetición de teorías muertas, no más memorización de palabras raras, no más encasillamientos en los discursos de Europa, no más pendejadas. Está tan dura la cosa que seguir en esa perdedera de tiempo, recursos y esfuerzos es ser copartícipes de nuestro exterminio como pueblo étnico. ¡Dolor, qué dolor que las mujeres negras tengan que pasar por estas cosas tan horrorosas y terribles!
¡Mujeres negras, amandla!
Lemeva Leidys Mena Valderrama
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