Claro quede que el presidente Santos no ha sido ni es santo de mi devoción, amén de respaldarlo en su obsesiva y plausible cruzada por la paz de Colombia. No obstante, obro como su abogado de oficio para señalar que no creo cierto lo que dice el senador Robledo, del Polo Democrático Alternativo, en cuanto a que lo que hizo Santos al nombrar a Clara López como ministra fue una maniobra para debilitar a dicho sector político. En verdad, lo de Santos lo concibo como una jugada estratégica sí en procura de enviarle el mensaje a Colombia, y al Mundo, de que hay una minga de los flancos políticos del país en torno de la paz. No es por otro lado que lo aprecio. Dudo harto, pues, que realmente sea para insinuar que todas aquellas colectividades políticas en su gabinete respaldan su gestión de gobierno en términos generales; porque, recuérdese, incluso en sus más cercanos aliados no deja de haber reparos frente a no pocas acciones gubernamentales.
Entonces, pregunto: ¿Será que Santos, fuera de supuestamente pretender generar fisuras en el Polo, también ha querido dividir al Partido Verde y al Pueblo Negro de Colombia, beneficiarios éstos de sendos ministerios?... ¡Caramba!, es preciso dejar las mentes calenturientas que hacen mirar fantasmas donde no los hay; al tiempo que digo que a la fija la Ultraderecha está cagada de la risa al ver cómo su contraparte, la Izquierda (más exactamente el Polo), hoy se halla inmersa en peloteras de dimes y diretes por cuenta de Clara López haber aceptado el ministerio que le ofreció Santos. Esos de la otra orilla dicen: "¡Qué bueno que anden agarrados por un puesto!, y de pronto unos pensando que el meollo es por unos futuros puestos, por la repartición de la burocracia del Ministerio de Trabajo. Nos alegra que se maten entre ellos, y no digan después que nosotros somos los que los aniquilamos por revoltosos. Nos conviene que en esas anden, para que así no hayan un día de caminar con pasos firmes agarrados de las manos para darnos la guerra. ¡Eso es, robledistas, al ataque!, ¡pa'lante, claristas, no se dejen! Calumnien, injurien; agárrense a plebedades, muelazos, puños, patadas, y de otras maneras más agresivas, aunque sea en las redes sociales; pero mejor si en las calles, para que todo el mundo los vea como perros y gatos. Gracias por ayudarnos, señores izquierdosos".
Remato dictaminando que no es que no pueda haber divergencias en la propia casa; pero, se me hace que quienes hoy vapulean a Clara están desfasados, salidos de madre, rasgándose las vestiduras con base en meras conjeturas; insinuando disponer de la facultad de auscultar los pensamientos y sentimientos de otras personas. Entonces, una vez más pregunto: ¿Por qué creerles a quienes dicen que sin ser Santos de sus afectos partidistas o personales votaron por su reelección por reconocer en él su empeño por la paz de Colombia, y no darle crédito a las palabras de Clara López cuando manifiesta que su ingreso al Gobierno es por considerar que desde allí también puede contribuir mucho con el proceso de reconciliación de nuestro país?...
¿Habrá respuestas a mi pregunta?...
Entonces, pregunto: ¿Será que Santos, fuera de supuestamente pretender generar fisuras en el Polo, también ha querido dividir al Partido Verde y al Pueblo Negro de Colombia, beneficiarios éstos de sendos ministerios?... ¡Caramba!, es preciso dejar las mentes calenturientas que hacen mirar fantasmas donde no los hay; al tiempo que digo que a la fija la Ultraderecha está cagada de la risa al ver cómo su contraparte, la Izquierda (más exactamente el Polo), hoy se halla inmersa en peloteras de dimes y diretes por cuenta de Clara López haber aceptado el ministerio que le ofreció Santos. Esos de la otra orilla dicen: "¡Qué bueno que anden agarrados por un puesto!, y de pronto unos pensando que el meollo es por unos futuros puestos, por la repartición de la burocracia del Ministerio de Trabajo. Nos alegra que se maten entre ellos, y no digan después que nosotros somos los que los aniquilamos por revoltosos. Nos conviene que en esas anden, para que así no hayan un día de caminar con pasos firmes agarrados de las manos para darnos la guerra. ¡Eso es, robledistas, al ataque!, ¡pa'lante, claristas, no se dejen! Calumnien, injurien; agárrense a plebedades, muelazos, puños, patadas, y de otras maneras más agresivas, aunque sea en las redes sociales; pero mejor si en las calles, para que todo el mundo los vea como perros y gatos. Gracias por ayudarnos, señores izquierdosos".
Remato dictaminando que no es que no pueda haber divergencias en la propia casa; pero, se me hace que quienes hoy vapulean a Clara están desfasados, salidos de madre, rasgándose las vestiduras con base en meras conjeturas; insinuando disponer de la facultad de auscultar los pensamientos y sentimientos de otras personas. Entonces, una vez más pregunto: ¿Por qué creerles a quienes dicen que sin ser Santos de sus afectos partidistas o personales votaron por su reelección por reconocer en él su empeño por la paz de Colombia, y no darle crédito a las palabras de Clara López cuando manifiesta que su ingreso al Gobierno es por considerar que desde allí también puede contribuir mucho con el proceso de reconciliación de nuestro país?...
¿Habrá respuestas a mi pregunta?...
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