
Concluyendo manifiesto que para hacerle frente a la crisis medioambiental como es pertinente, se requiere corresponsabilidad en el sentido de que los deberes son tanto de los gobiernos como de la ciudadanía; e igual, debe ser más cosa de acciones que de simple teoría; pues, de nada sirve el "hay que hacer esto" cuando en efecto nada se hace. Claro quede que si no somos responsables con nuestro medio ambiente, entonces puede pasar que esas nuevas generaciones que decimos que un día llegarán no lleguen, porque no habrá quienes hayan de procrearlas; o puede ser que de veras lleguen, pero predestinadas ellas a encontrar sólo escombros, desiertos, hasta el mismo Infierno. Ojalá logremos asimilar con suficiencia que no sólo se trata de preocuparnos por el problema en sí del calentamiento global, sino de todo lo que representa la degradación o deterioro del medio ambiente con todos sus componentes, donde es evidente que el más importante elemento es el ser humano. Tristemente hay que señalar que ya el daño está hecho hace tiempo, desde cuando la misma Humanidad comenzó su propio proceso de suicidio; por lo que, también lamentablemente, al parecer lo que tenemos es que concentrarnos en cómo conjurar que el mal se profundice; pues, difícilmente, al menos que intervenga la mano del Cielo, se podrá revertir a la normalidad el mal de marras con sus secuelas de no poca monta. Es decir, como que la cosa es más de mitigar y de impedir que la debacle avance, antes que de pretender meterla en cintura o pararla del todo; siendo esto último, desde luego, lo ideal; ¿pero, utopía es?...
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